Publicado originalmente: 01-05-2007

En los últimos días hemos visto, a través de la TV, distintas ceremonias de juramentación de cargos públicos, tanto de Congresistas, primero, como del nuevo Presidente de la República y luego de los Ministros de Estado. La Constitución Política del Perú y la Ley establecen que los cargos en mención requieren, antes de asumirlos, prestar juramento para su desempeño. En efecto, todos estos altos funcionarios del Estado fueron convocados, en su momento, y en el lugar respectivo para cumplir con ese requisito. ¿Pero, qué sucedió? Resultó que al momento de responder a la fórmula del juramento, que se hace a modo de pregunta y que debe ser contestada con un SÍ, claro e indubitable, la mayoría de los Congresistas, lejos de pronunciar su aceptación y compromiso, que significa el SÍ, hicieron diversas invocaciones, todas ellas completamente desvinculadas a la naturaleza del cargo que van a desempeñar; y, lo que es peor todavía, en ningún momento respetaron la obligación de expresar que asumían, sin excusas el fiel cumplimiento del desempeño de la función respectiva.

¿Qué contestaron cuando se les hizo la pregunta en mención? Algunos dijeron: Por mi pueblo, por mi esposa o por mi club deportivo: SI JURO.

Bueno, tal modo de practicar el juramento no es correcto. El SI JURO tenía que ser la primera respuesta a la pregunta que le hacía el funcionario correspondiente y luego el juramentado podía agregar por qué otro motivo, que seguramente era muy valioso, también se comprometía. O, podían haber expresado lo siguiente: TAMBIEN, POR TAL RAZON, SI JURO.

Pero, como no se observó la formula, que rigurosamente debe ser cumplida, resultan nulos los juramentos prestados por todos aquellos que incurrieron en la irregularidad señalada. Existen las grabaciones, con imagen y sonido, que podría ser invocadas para la declaración de las correspondientes nulidades. ¿Qué pasó? ¿Nadie dió las indicaciones previas para el efecto? ¡ Qué tal descuido con algo tan serio ! Deben tomarse medidas para que esto no se haga costumbre.